viernes, 8 de julio de 2022

Pablo Albo


PABLO ALBO es cuentista de profesión. Nació en Alicante en 1971 y fue al colegio como todos los niños de su barrio. Todo iba bien hasta que ganó el concurso de relatos de su clase y ya no pudo ser una persona normal. Trató de huir del arte y la farándula pero terminó embarcandose en el grupo de narración oral Albo y empezó a recorrer las Españas contando historias.
Hoy, en solitario, sigue con lo mismo, narrando a personas de muchas edades, Por todo el mundo (que ha estado en Cuba, Suiza, Italia, Grecia, Australia, Brasil, México, Venezuela, Bélgica, Colombia, Francia, Portugal, Irlanda, Reino Unido).
Y como las historias que cuenta, son de su autoría, a veces terminan en libros. Cincuenta y pico tiene ya publicados. En muchas lenguas se le puede leer (o tocar que también está en Braille): chino, coreano, árabe, alemán, euskera… así hasta trece. Ah, y no lo debe hacer muy mal, porque le han dado premios y distinciones y todo.
Es simpático. Cuando no lleva bigote, un poco guapo. Y aunque nació en Alicante, a la orilla del Mediterráneo, ahora vive en el Albacete de La Mancha de Don Quijote. Aunque para poco en casa. Anda siempre de acá para allá por las carreteras con la vista puesta en el horizonte y rumiando entre dientes las palabras de su próxima historia. 

Estos son los espectáculos que trae:

Para público familiar, en las mañanas del 9 al 12 de agosto, en Granadilla.



CUENTOS DE AIRE. HISTORIAS DE PAPEL 
Pablo Albo es escritor y narrador oral. Desplegará los libros de que es autor a la vista del público. Los libros se abrirán y las palabras impresas saltarán del papel a su boca. De la boca al aire. Del aire a tus orejas. Y de las orejas a los oídos. Si prestas oído podrás leer con tus orejas los libros de Pablo Albo contados por él mismo. Libros que andan por las bibliotecas y las librerías y que se pueden escuchar con los ojos.

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Para público adulto, a las 23,00 del jueves 11 de agosto, en el Salón de la Casa de Cultura de Ahigal.


CUENTOS POCO EDIFICANTES
Es una sarta de mentiras que no tienen intención de engañarte. Es una sesión de cuentos, pero no traigas a tus hijos. Historias que se suceden para erizarte la piel o para hacerte reír… o para vete tú a saber. Hacer una sesión de cuentos poco edificantes es fácil: mézclense un puñadito de historias con un montoncito de sal y de pimienta. Inúndese en salsa de humor y ya está. Las historias que sean de esas canallas, o sencillas, o un poquito eróticas, (pero cuidado que no se te vaya la mano). Métanse en un auditorio sin prisa y con orejas y a ver que sale. No sé si podrán comerse, pero reírnos nos reiremos.

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