viernes, 20 de julio de 2018

Celso Fernández Sanmartín


Llevo recogiendo cuentos e historias inconscientemente toda la vida, como cualquiera. Pero desde hace ya años, las vengo recogiendo y reacomodándomelas, con la intención de contarlas a distintos públicos
Empecé por casualidad y oportunidad. Continúo porque es una labor de amor, sentido y pasión: por la lengua, por la oralidad, por la comunicación, por pensar que no se pierda un verdadero tesoro de historias y cuentos, e irlo por ahí mostrando y ofreciendo con la boca abierta y con la boca llena, hablando además bienísimo de él, que es como hablar de una de nuestras posibilidades de relación y cultura más ricas y admirables
Mi devoción son las personas mayores, culturalmente forjadas en la oralidad. Entre ellas hay muchas que son contadoras intuitivas e inteligentes y atentísimas a todo. Devoción por el vivo interés que ponen en las historias, en los cuentos y en las memorias que cuentan. Devoción porque saben “elaborar un momento”: A partir de un bocado de tiempo que se preste (hoy por hoy, los bocados de tiempo, los momentos que se prestaban a contar, perdieron bastantes de sus “espacios naturales”: en el día a día, en fechas señaladas, en épocas del año, en sitios y lugares ... Tenemos otros enredos en su lugar, otra medida del tiempo. Nos fuimos dejando de esa “costumbre natural”. De ese hablar presencial, contando bien contado y por contar)
Aún se encuentran, en cualquier lugar a donde uno vaya, personas mayores que tienen la virtud de atraer la atención y mantenerla con unas historias pertinentes, que por acierto y valor específico, prenderán entre nuestros recuerdos perennes, frescos como del primer momento
Mi fardo o repertorio está compuesto básicamente por cuentos, historias y memorias ligadas a la tradición oral gallega, peninsular y también europea (en la que tenemos arte y parte), asentadas en la cultura agropecuaria y pedestre. Y con un toque contemporáneo, para palparles que también son actuales, que aquí siguen con nosotros y no como piezas de museo. También reinvento historias y cuentos, como cualquiera...
A las niñas y niños, y a la gente mayor, intento contarles además, que lo que se cuenta no es una cifra exacta-exacta, y que a la lengua no la podemos dejar que se vuelva de trapo, ni de piedra el corazón.
Espectáculos de narración oral:


Contar
Cuando yo era niño escuchaba en la cocina, sobre todo en la cocina y a las horas de las comidas, lo que las personas mayores hablaban, escuchaba con atención aunque distraídamente lo que se contaba en familia, y en la calle donde me crié como andábamos de casa en casa, porque en todas había vecinas y vecinos para jugar a probar y a saber, también escuchaba lo que hablaban otras familias queridas, o sea, familias no desconocidas para mí. A veces también caía algún cuento, pero pocas. La gente se contaba los trabajos que daba la vida y las alegrías que dábamos a la vida las niñas y los niños, además de todo lo demás. Y eso es lo que yo cuento, y eso es lo que cuentan también los animales de los cuentos
Para público infantil y familiar. Contará en La Granja, Palomero, Villar de Plasencia, Santibáñez el Bajo y Mohedas. Consultar lugares, horas y fechas en la agenda (más adelante en este blog).


Contar el agua por los sorbos
Contar el agua por sorbos, beber los vientos, asubiar polo can, escupir en las manos, llamar por la lluvia y llamar por el sol, tapar los ojos con la noche, hablar con la gente, esperar o ir yendo.
Historias que vienen de lejos y se visten de ahora. Palabras que saben a tierra tras la lluvia, a tardes junto a la lumbre, a mirada y silencio.
Para público adulto. El martes 7 de agosto a las 23,00 en el Salón de Actos de la Casa de Cultura de Ahigal.

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